sábado, 17 de diciembre de 2016

Relato/ Una gota más

Cuando era pequeña creía que la lluvia salía de las almas que nos lloraban desde arriba, desde las nubes esponjosas. También creía que las gotas eran besos de los ángeles que nos vigilan. Pero no, no es así. La lluvia es el tiempo. La lluvia son gotas sin cesar. Que se acompañan el frío y la lluvia. Mientras que estás mirándome sin pestañear, yo miro la lluvia caer, y sonrío sujetando mi taza de chocolate caliente. Mis labios de pronto sueltan el frío, y me sigues mirando, me ruborizo de una manera inexplicable y giro la cabeza hacia tus ojos, tus pupilas tienen un brillo que me hace estremecerme por dentro, La lluvia me gusta porque estás conmigo, me gusta porque sé que no voy a sentir frío si estás conmigo. Te acercas despacio, muy despacio, tan despacio que casi no noto tu respiración a mi lado, noto algo más fuerte, unos latidos que no para temblar.
-¿Marcos tienes frío?.-Te miro como te muerdes el labio de abajo y ríes, y yo río igual, entonces el silencio no existe. No para mi, y supongo que para ti tampoco.
-¿Sabes?, creo que eres la primera persona que no piensa que quedarse aquí mirando la lluvia durante horas es una bobada, y eso me gusta. Me gusta tenerte aquí.
-Y a mi.-Me gustaba oír la lluvia y que él estuviera ahí conmigo. Me encantaba oír su corazón cerca, muy cerca del mío.
De repente sentí que la garganta se había convertido en un nudo que me ahogaba. Lo hacia con fuerza, no podía hablar sin que se me parase la voz. Y entonces empecé a llorar y a temblar. Me gustaba tanto ese sueño que no quería despertarme, nunca, nunca...nunca.
-¿Por qué lloras?.
-Porque no quiero despertar, no quiero.-Negué con la cabeza mirándote, esperando tu beso en mi corazón que ahora se  muere.
-Dame una gota más de ti y no me iré.-Cogí aire y di un soplido, una y otra vez, una y otra vez. Su corazón ya estaba perdiendo latidos...
Abrí la ventana de la habitación. Estiré el brazo y la mano, estaba lloviendo mucho, con la garganta ahogándome sentí y oía la lluvia sobre mi piel, que ahora temblaba, la lluvia me entregó una gota más para él. Para el amor que empezó ha ser imposible, para mi amor que ahora va ha ser ceniza, para mi amor que ahora va ha ser un ángel sobre las nubes.
-Toma...-Le di mi mano, él me dio la suya y le entregué la última gota que tenía guardada para él.
-Ven reina del frío. Y dame tu aliento.-Intenté no llorar pero se me hacia imposible, estaba perdiendo algo que me hacia tocar las nubes, un ser mágico.  Los truenos me advertían que si no me daba prisa su respiración no sería para mí si no para las nubes. Me acerqué a él y acerqué mis labios sobre los suyos. Era un beso caliente y frío a la vez, después del beso, abrió los ojos y me dijo algo que ahora cada vez que lo recuerdo el nudo de la garganta me ahoga y oigo su corazón latir dentro de mí.Nunca olvidaré sus palabras...Apreté su mano y le sonreí triste, mi amor iba a convertirse en ceniza.En un ángel irreemplazable.
-Te quiero.-Le susurré al oído y su voz se fundía en mi oído.-Eres una bonita gota.
Recuerdo la noche en que su corazón se fundía con el mio y eramos el trueno inalcanzable. Nunca serás una gota más, tú serás una gota única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola mamá

Ya llevas 4 años en el mundo del país de las nubes junto con papá, y he de confesarte qué me cuesta asimilar todavía qué no estés aquí, otra...